martes, 16 de diciembre de 2014


Las fiestas de fin de año
Vivenciadas de modo diferencial por cada persona pueden provocar diversas reacciones
Dr. Horacio Vommaro - Director de Psiquiatría y Salud Mental de INEBA

El mes de diciembre esta relacionado con la proximidad de las fiestas de fin de año que  están instaladas en la cultura  y en la vida social, de una u otra forma nadie queda ajeno a esta situación. La Navidad está más asociada a los orígenes y a las añoranzas, a la expectativa del reencuentro con familiares y amigos. El Año Nuevo a la renovación de ilusiones y fantasías para el año que se inicia.

La manera en que  cada persona vivencia estas fiestas es parte de las tramas vinculares en que la está inmersa y que nunca son un elemento aislado, sino que expresan la articulación de los sucesivos ámbitos familiares y sociales. La Salud Mental es inescindible de la Salud general. Es un proceso evolutivo y dinámico de la vida que está relacionado con el desarrollo neurobiológico, los vínculos familiares, la inclusión social, la calidad de vida, el grado de realización personal y la modalidad de relación entre las potencialidades del individuo y las demandas sociales.
No olvidemos que lo familiar y la cultura que cada familia sustenta son factores importantes en el proceso de subjetivación, es decir la forma en que se organiza el deseo y la fantasía. Tiene  incidencia en los sentidos en que se organiza la cotidianeidad de la vida y las formas de vínculo entre los individuos. Así como también en la percepción de las necesidades y su búsqueda de satisfacción.

Por lo tanto  las fiestas serán vivenciadas de manera diferente por cada familia y por cada uno de sus integrantes. Pueden surgir reacciones diferentes, las consultas más frecuentes  se realizan por alteraciones somáticas, fatiga, tristeza, ansiedad y trastornos del sueño.  Hay que tener en cuenta que se genera un clima predominante en que hay que  estar siempre pum para arriba y de velocidad zapping, con lo cual estos  cuadros son muy frecuentes. Como profesionales de la Salud tenemos que evaluar minuciosamente cada una de estas consultas y cuidarnos de no patologizar los avatares y los afectos y emociones que la cercanía de las fiestas promueven. En los trastornos que una persona padece influye su ambiente y las circunstancias que lo rodean; por lo tanto intervenir sobre estas circunstancias y poder hablar sobre ellas le quita el carácter que solo a nosotros nos pasa y humaniza la situación.


El denominador común de muchas de las consultas esta relacionado con situaciones de exceso o de carencia. Se corresponde con una modalidad predominante anclada en la lógica del consumo. Una faceta de exceso imposible de satisfacer que favorece modalidades adictivas y conductas de acción contrapuestas al pensamiento y la palabra. Una faceta de carencias expresada en ausencias y recuerdos melancolizados. Es común el dilema de con quien pasar las fiestas y los conflictos que acarrea. Se actualizan patologías de desamparo y desvalimiento fundamentalmente cuando el trauma fue provocado en el seno familiar En muchas de estas situaciones la familia no puede ser continente, más si ha sido parte, y entonces se trata de ayudar a encontrar una respuesta que sirva de soporte y que contribuya a generar una red vincular reparadora.

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